Glicerina y jabón de tocador
Teniendo como única meta “el hacer”, y en específico, “el hacer las esculturas”, se manifiesta en un primer plano una de las principals verdades de todo arte manual: La mano es ventana de la mente. Esta conexión íntima entre mano y cabeza se torna diálogo entre la práctica concreta y el pensamiento.
Estas esculturas pueden permanecer para siempre, mutar, o desaparecer en minutos, pero lo importante es que ahora, están; para ser miradas, admiradas, aborrecidas, pero ante todo, como testimonio de una operación.















































